Un Invierno Sin Escarcha ~Fanfic RotG~ Capítulo 2



¡Hola! ¿Alguien se acuerda del Fanfic de Rise of The Guardians que dije que iba a escribir y que de momento solo tienen prólogo y primer capítulo? Bueno, pues aquí va la segunda parte, que entre 8tracks y tumblr últimamente ando muy fanfiquera (?) y me está dando demasiado por estas cosas.

¿Cuántos capítulos me quedan? Ay, si yo lo supiera... la historia está tramada pero por escenas, y más o menos busco que estén todos los caps con un tamaño similar y que dejen con ganas de más, así que ni idea. Simplemente intentaré escribirlo de seguido (ja) para que así podáis leerlo de seguido.

En otro orden de noticias, tengo profesores gilipollas en la universidad lo que significa que eso de vacaciones sin la presión de estudiar nanai, y a saber cuántas apruebo este semestre, pero shh, es algo que mejor no saber.

Disfrutad, y no dejéis que las pesadillas inunden vuestros sueños ;)



Se hizo de noche en la casa casi tan rápido que Sophie no podía creerse que hubiera pasado horas abrazada a esa pequeña criatura envuelta en mantas y con unos ojos marrones tan expresivos como los de su hermano. Sophie acunó a la pequeña, sonriendo al ver como se iba quedando cada vez más adormilada y, dejándola sobre las mantas, apagó la luz de la habitación, dejando que los rayos de luna iluminaran su noche.

Miró por la ventana.

Poco a poco, las estrellas iban cubriendo un firmamento libre de nubes, Sophie se quedó observando a través de la ventana, con gesto distraído, mientras comenzaba a preocuparse por qué motivo Jack no traía la escarcha como hacía todos los años, por qué aún nadie había pasado a verla. Suspiró. Nunca dejaría de creer en ellos, pero no podía evitar preocuparse.

Antes de poder darse cuenta, una nube de arena dorada avanzaba hacia ellos, fina, tal y como la recordaba, no tuvo impedimento alguno en colarse a través de los bordes de la ventana y adentrarse en el interior del cuarto, iluminándolo como nunca se había visto y haciendo que los colores de la pared relucieran con fuerza.

- Oh, ojalá Jamie estuviera para verlo…- Murmuró, sonriendo con ilusión. Pero claro, una cena de amigos y luego el viaje de negocios, haría que se perdieran una magia tan fuerte como aquella. Sophie suspiró, llevando una mano al flujo constante de arena que había en la habitación, y separando un poco en sus manos. Un copo de nieve se formó en apenas unos segundos, y luego un conejo, un hada, un sombrero navideño… Su preocupación era visible, pero al escuchar pasos, hizo que la arena se esfumase de un gesto y se giró, asustada.

- ¿Pretendes ocultarle tus sueños a un viejo amigo? - El acento australiano de Bunnymund se palpaba en cada sílaba, formando una sonrisa en su rostro mientras volvía a posar la lámpara de noche en su sitio. Sophie sonrió, rodeando los brazos de su amigo el conejo de pascual.

- ¡¡Bunybun!!- Sonrió ella, sin poder apartarse del cuello de su compañero. El aludido correspondió al abrazo, no sin mostrar vergüenza por el mote que le había puesto la joven cuando era pequeña. Al cabo de un rato, la joven apartó las manos del cuerpo peludo de su compañero, recomponiendo su sonrisa mientras se atusaba el cabello.- ¿Has venido a ver a la niña?

- Nada más saber la noticia, como aquí Sandy, aunque ahora parezca entretenido en otros asuntos.- El conejo avanzó hasta la cuna, observando a la criatura dormir. Pasó una mano por la mejilla del bebé, procurando no despertarla y sintiendo la suavidad de su mejilla.

- Se parece muchísimo a su padre.

- No insultes a Ella así, es mil veces más guapa que Jamie.- Murmuró Sophie, acunando a la criatura con movimientos rítmicos, evitando así que despertara al escuchar la risa de Bunnymund.

- Tu hermano es guapo, Sophie, digas lo que digas…- Sonrió el conejo de pascua, mirando de reojo a la joven.- Aunque, desde luego, no es la belleza de la casa.

La joven sonrió, algo sonrojada, mientras aceptaba el cumplido.

- ¿Has venido por algo más?

El rostro de Bunnymund se ensombreció, acercándose a la ventana. Sophie no necesitó más información para comprender el verdadero motivo de su visita, sobre todo al ver a Sandy a su lado. ¿Qué significaba aquello? El hombre, sonriente, iluminó la habitación con su luz, haciendo que un par de criaturas emergieran de su arena y circularan alrededor de Sophie, quien sintió algo de alivio al verlas.

- Estamos… estamos siguiendo la pista de Jack.- Confesó Bunnymund, mirando a la joven a los ojos.

- ¿Jack? Creí que estaría con vosotros…- Susurró Sophie, sintiendo una nube de presión en su pecho, al tiempo que cerraba la puerta de la habitación, procurando no perturbar demasiado a sus padres. Sandy hundió el rostro entre sus hombros, incapaz de soportar la tristeza que el rostro de la joven parecía reflejar. La preocupación había aflorado en la mirada de Sophie, quien no podía dejar preguntarse qué había pasado y cómo el hombre que había aparecido todos los inviernos en su porche dispuesto a pasar una tarde perfecta lanzándose bolas de nieve podía haber desaparecido del todo.

- Tooth no es capaz de localizarlo a través de sus recuerdos, y la única pista…- El conejo de pascua avanzó por la habitación, intentando encontrar el punto en el que todo parecía cohesionar y el motivo de su visita sería claro y visible… en alguna parte de la sala.

Pero Sophie no quería esperar.

- Está bien, si lo que necesitáis es ayuda, estoy aquí para vosotros.- Sonrió, comenzando a remover la habitación.- Pero Jack no está aquí, hemos tenido un clima demasiado bueno… Excesivamente bueno. Hay gente diciendo que si Jack les está fallando. No yo, por supuesto. No habrá nada que me haga dejar de creer en vosotros, pero…

- No es suficiente.- Admitió Bunnymund, mirando a Sandy, que asentía. Él aún estaba algo conmocionado por el último incidente, pues, a pesar que los niños olvidaban una mala pasada rápido, él parecía tener cicatrices recientes.- ¿Y no hay pistas? ¿Algo que lo haya atraído?

Sophie negó, comprobando que la pequeña Ella seguía dormiendo.

- Bueno…- Se quedó pensativa, mirando a la niña.- Hubo una ventisca hará un mes donde vive Jamie. Él me dijo que no vio a Jack, y que se fue tan pronto como apareció, pero tal vez Ella nos de más pistas.

Sandy sonrió, sabiendo que era su turno de actuar. Se acercó y ascendió hasta el borde de la cuna, haciendo girar sus brazos y formando una nube de su mágica arena que envolvió a la criatura, quien no se despertó ni se movió un milímetro. Sophie no sabía si preocuparse, su instinto de tía le estaba insistiendo, instándola a acercarse y detener lo que fuera que estaba haciendo Sandy en la pequeña. Pero sin embargo, al mismo tiempo, sabía que el guardián lo último que quería era dañar a la pequeña. Fue un conflicto interno que duró un par de minutos, hasta que vio a la niña reír.

- ¿está despierta?- Preguntó en un susurro a Bunnymund, quien sonrió, negando.

- Está recordando. Toothiana no es la única que es capaz de hacer eso en los niños. Cada cual tiene sus trucos. Está haciendo que reviva sus sueños.

Sophie se acercó, algo menos temerosa, y tocó con suavidad la capa de arena dorada que la separaba de Ella. Entonces, los recuerdos comenzaron a fluir de una a otra, dejando que la arena la envolviera, Sophie vio lo que los ojos de Ella habían captado apenas un mes atrás. Cerró los ojos, sintiendo la información difusa entre lo que estaba pasando y lo que había ocurrido.

Y, al abrirlos, se encontró cara a cara con Jack.

- ¡Jack!- Sonrió ella, creyendo que todo había pasado. Sin embargo él no dio señal alguna de haberla escuchado. Sophie frunció el ceño, dispuesta a reprocharle su falta de tacto, cuando se dio cuenta de que no estaban en la habitación, sino en un cuarto más oscuro, lleno de cajas y algo desorganizado.- Oh…

Cayó entonces en la cuenta de que era el cuarto de Ella allá en Manhattan, y entonces calló, estaba viéndolo todo desde la perspectiva de la pequeña. Jack cogió en brazos a la criatura y, con ella, Sophie, mientras le escuchaba contarle cosas sobre el invierno y los juegos.

- Seguro que tu padre te contará muchas veces la historia del trineo. Que sepas que, cuando crezcas, será tu turno, hermani…

Antes de seguir hablando, el joven se tapó la boca.

- ¿Hermanita?- Una segunda voz se escuchó, más grave y siniestra, helando la piel de Sophie más de lo que Jack lo hacía. El susodicho se giró, siguiendo el sonido, y desde su perspectiva Sophie pudo ver parte de la capa de Pitch. Ojalá la pequeña hubiera decidido seguir también la voz.- ¿Te recuerda a alguien acaso, Jack Frost? ¿Tal vez a alguien de una época pasada?

Un brazo protector se posó por encima de la criatura, quien se removió algo inquieta, sintiendo el nerviosismo de Jack. Sophie estaba también asustada, sobre todo ahora que su espectro de visión se había reducido más. Al menos, se dijo, seguía escuchando.

- Deja a la niña en paz, Pitch.- Comentó Jack, desafiante y protector.- Esta guerra no es con ella.

- Oh, Jack… ¿No te das cuenta que los niños a esta edad son más corrompibles?- Sonrió Pitch, y una mano amenazó con posarse sobre ellas, antes de que Jack se apartara.- Nada me impedirá devolver a las pesadillas al lugar al que pertenecen. En su mente.

- Lucharemos, como hicimos antes.- Jack cada vez sonaba más furioso y tenso, aunque, conectada la mente de Sophie con la de Ella, la joven pudo notar que había algo más, que en la empatía del bebé se reflejaba también preocupación y miedo. Jack no creía en sus palabras. Algo malo debía estar ocurriendo.

- Tu inseguridad te delata, Frost…- Susurró Pitch, merodeando alrededor de Jack como las hienas merodean alrededor de una presa débil.- Esta batalla no volveréis a ganarla, no ahora. Menos estando tú solo. Lo más sensato sería entregarme a la niña…

- ¿Eso es lo que quieres? ¿Tu plan malvado consiste en conseguir a una niña inocente?

- O entregarte tú a cambio…- Los brazos de Jack se tensaron, antes de volver a relajarse. Sophie no necesitó que Jack hablara para saber que había accedido. Una sombra los envolvió y, de golpe, mientras Sophie chillaba de confusión y la niña comenzaba a llorar habían vuelto a la habitación.

Ella estaba lloriqueando en la cuna y, cuando Sophie comprendió que el sueño había acabado, la joven se acercó a la cuna, cogiendo a la criatura entre sus brazos.

- Sandy, duérmela…- Susurró Sophie, todavía acariciando la mejilla de la pequeña para que dejara de llorar.

- ¿Qué ocurrió, Sophie? ¿Qué viste?- Se atrevió a preguntar el conejo de pascua, a pesar de ver la cara de su compañera. Sophie suspiró.

- Ya sé dónde se encuentra Jack, pero no va a gustaros…

Comentarios