Último Recurso {Relato Corto}

Tercera parte de esta serie de relatos cortos, tras haber dejado el otro día a Angie y Nir charlando con el demonio, hoy toca idear un plan para rescatar a la hija del diablo, parece que no aceptará un no por respuesta.
Por otro lado, y como ya avisé, he suavizado mi nivel de entradas durante el 4xF, porque además ando en las prácticas externas y hasta ya he decidido ampliar las prácticas. ¡Voy a pasarme cuatro días en un barco! Esperemos que todo vaya bien.
Y sin más preámbulos, el relato de esta semana :)
(Recuerda que la primera parte está aquí, y la segunda aquí)
Participo con esta entrada en la link party de Lireth Notebook

Imagen original
Admito que cabrear al diablo puede que haya sido la peor idea que he tenido en mi vida. Seguramente sin el puede. Definitivamente sin el puede. Tras unos tensos segundos en los que creí que me asfixiaba, Satán se calmó y me soltó, empujándome de nuevo contra Nir. Sus brazos me infundieron bastante más calidez de la que me esperaba y me sentí con fuerzas de nuevo, aunque casi ni hubiera recuperado el aliento. Por suerte, decidí bajar con él, no estoy tan loca como para plantearme el descenso al infierno yo sola.
- Bueno, querida… Muéstrame tus cartas. No creo que hayas bajado a pedirle ayuda al dios del infierno sin una sola idea en tu cabeza.
Apreté los labios, intentando que no se notara mi ausencia de plan. Claro, conocía la sede de los cazadores, y sabía cosas sobre ellos, pero mi intención tal vez había sido más alertar que buscar apoyo.
Ni siquiera era muy hábil como ángel. Seguramente cualquier intento de acercarme resultaría en mi captura.
Desvié la vista hacia Nir, quien llevaba un rato de brazos cruzados apoyado contra la pared. El diablo se dedicaba a pasar su vista sobre ambos con curiosidad, hasta que de golpe corrió hacia la puerta con unas fuertes pisadas que opacaron todo el ruido de la sala. De golpe sentí mi corazón acelerarse en el pecho, tal vez sabiendo lo que había escuchado, y corriendo hacia él pese a que los tacones se me comenzaban a clavar en el talón.
- ¿Así que tenéis a un espía vigilando a través de la puerta?- Satán ni siquiera se molestó en abrirla, su mano cruzó la madera como si no hubiera nada a su alrededor y arrastró a mi hermano hacia la sala en la que nos encontrábamos. Fulminé con la mirada a Sean, incapaz de creerme que estuviera espiando a través de la puerta.
- Solo me asusté al verla entrar con aquella mirada…
Sin quererlo, me fijé en Nir. Sabíamos que para atraer la atención del diablo debíamos hacer algo drástico. Y nos pareció correcto dejarnos llevar por la lujuria, que él creyera que iba a caer en sus garras era una delicia y sin duda alguna la parte del plan que más me llamó.
Y no, no porque estuviera pegada a él. Ese debería haber sido un pormenor. Pero supongo que ya es muy tarde para engañarme a mí misma en esos asuntos.
El demonio pelirrojo me sonrió, algo pícaro, y comprendí que el miedo se le estaba pasando y mi hermano no intimidaba al lado del señor del infierno. Suspiré y me pegué al joven, dejando que me rodeara con su brazo.
- Es mi hermano, es normal que no le guste la idea de verme rodeada de demonios. No debes preocuparte por él. No es ninguna trampa.- Expliqué, pasando una mano por la espalda de Nir. La suavidad de su traje me distrajo un poco de mi hermano maldiciendo por lo bajo.- Vino contra su voluntad, pero bueno. Eso ya es historia pasada.
Sean se removió, acercándose a nuestro lado, pero sin decirme nada.
- Sobre esa sede… - Comenzó, rascándose el cuello.- He visto a gente entrar. Sin tener ningún tipo de calificación, sin necesitar nombres. Los mueve el odio.
- Pues podríamos infiltrarnos.- Propuso Nir. Sean sacudió la cabeza sin casi haberle dejado decir aquellas palabras. Estaba segura que la pausa de mi hermano solo había sido para que alguien hiciera un comentario así, y poder dar un poco de drama al asunto.
- Así solo acabarías en una celda siendo sujeto de experimentos. Ellos pueden reconocernos e identificarnos. Si decidimos poner un pie en aquel lugar, les habremos entregado nuestra cabeza en bandeja.
Me mordí el labio inferior, porque había una forma y lo sabía. Nir y Sean comenzaron a discutir sobre posibles pormenores, mientras el diablo se quedaba sentado y escuchaba. Cada plan era más absurdo que el anterior, o tal vez yo pensaba así porque acababa de tener lo que yo consideraba la idea definitiva.
Satán me miró de refilón y, aunque yo no estaba atenta, pude sentir sus ojos negros atravesándome y me dirigí hacia él. Sonreía, y de algún modo comprendí que se había enterado de mi plan.
- Hay una forma distinta. Sin tanta parafernalia, ni tanto riesgo. Se puede entrar desde dentro…- Me detuve, porque las palabras no querían salir de mis labios. Era algo que había que hacer. No solo por Nyla, ni por todos los que estaban dentro en aquel instante, sino para evitar que nadie más tuviera que sufrir lo que ellos estaban sintiendo. Y si tenía que hacer un sacrificio, podría hacerlo. Miré al diablo, sabiendo que él ya sabía lo que iba a decir.- Podría perder mi poder.
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