El último vuelo del Lhanda ~Relato Corto: parte 1~

¡Buenas! El último relato del Four by Flash está basado en El Fantasma del Lhanda. Sí, no puedo apartarme ni queriendo de esa novela, le tengo mucho cariño y lo último que quiero es dejarla de lado. Supongo que justo por eso cuando me viene una idea que puedo utilizar para escribir algún relatillo corto, no lo dudo y me pongo a ello.
Así que aquí tenemos la primera parte de un relato doble llamado El Último Vuelo del Lhanda. Y voy a llorar pensando el siguiente título.

La llegada a Minabi tardaba demasiado, o eso, o simplemente estaba tan cansado de pisar esa ciudad que todo momento, desde el aterrizaje hasta el despegue, un día después, se me hacía insufriblemente largo. Si había algo que me aliviaba de los días en tierra, era el hecho de que Luke siempre volvía sonriendo, y que podía compartir unas cervezas con Tao. Era lo más cerca que podía estar de Clarya, en cierto modo, y cuando me crucé con él la primera vez, comenzamos a volverlo una costumbre. Sentarnos en una terraza, con una jarra en la mano, y ponernos al día.
Podría decirse que era lo único que me hacía mantenerme en aquella ciudad y no desobedecer las normas. Si no, seguramente hacía tiempo que habría dejado de parar en la capital.
Observé una mariposa revoloteando sobre la terraza de la nave, intentando mantenerse estable a pesar de las corrientes de aire que generaba la aeronave. Me sentí algo preocupado y la seguí con la mirada frente a todo. Sin embargo, algo sorprendente de las mariposas es que son mucho más resistentes de lo que se cree a simple vista. A pesar de los golpes, sobreviven a las corrientes de aire que las desvían del camino, como si nunca hubieran pasado.
Aquello, por estúpido que pueda parecerse, me hizo replantearme un poco mi descenso, y, aunque nunca lo admitiré delante de nadie, me infundió fuerzas. Pero no soy un sensiblero así que si alguien me pregunta por ello, lo negaré. Que haya aprendido algo de una mariposa nunca saldrá a la luz.
Sin embargo, tenía claro una cosa.
Llevaba meses intentando soportar los cambios en el viento como si de una gaviota se tratara, revoloteando a pesar de que las fuertes corrientes de aire parecían lanzarme en otra dirección. Y, lo peor de todo, lo hacía sin ganas. Había perdido el interés por mi trabajo.
Tardé menos de una hora en comprender lo que tenía que hacer.
Justo cuando pisábamos tierra, ya tenía todo el plan en mi cabeza. Simplemente hice un llamamiento general en la entrada. Los pasajeros y la propia tripulación se amontonaban en una entrada un poco pequeña, y yo, en el centro, trataba de dirigirme a todos.
- Queridos pasajeros y tripulación. Es hora de hacer un anuncio que os afecta a todos… al menos a los que continuéis trayecto.- Comenté, haciendo una pausa por si alguno de los pasajeros decidía que no iba con ellos. Al ver que había poco movimiento, me dirigí a otro grupo de gente, para no darle la espalda a todo el mundo.- El Lhanda termina su trayecto aquí.
Un murmullo general recorrió la sala. Algunos no podían creerse lo que pasaba.
- Lamento mucho decirles que hay un cambio en el rumbo. Y no puedo permitirle a nadie que venga conmigo. Será el último viaje del Lhanda en mucho tiempo, y no quiero llevar un exceso de carga.
Divisé a Luke sonriendo. Llevaba meses intentando haciéndome comprender que mi lugar no estaba en aquella nave, que para mi estaba vacía sin ella. Le devolví una sonrisa mientras volvía a enfrentarme a la multitud.
- Por supuesto, se os devolverá el importe correspondiente al resto del trayecto, y, si alguno de mis tripulantes no me odia, tal vez puedan intervenir y conseguiros billetes rebajados en alguna otra nave que se dirija a donde vosotros queráis. Lamento mucho cualquier contratiempo que os acarree este repentino cambio de planes. Pero los vientos me arrastran a otro lugar. Han sido unos tiempos maravillosos a vuestro lado y quiero agradeceros a todos lo mucho que me habéis dado. Prometo no olvidarlo.
Hubo un silencio general. Tragué saliva, sin saber qué más decir ni como dispersar la multitud, cuando comencé a escuchar los aplausos. Poco a poco, algunos miembros de la tripulación habían comenzado a aplaudir. Luego los propios pasajeros lo hicieron. Pude ver a Valette saltando y sonriendo, mientras obligaba a su padre, un poco más consternado, a imitarle. Sonreí, aliviado al ver que no venían corriendo a matarme, y fui haciéndome hueco para no llegar tarde a la única cita que pensaba cumplir antes de dejar el Lhanda. Procuré pasar al lado de Luke para abrazarlo.
- Espero que puedas encontrarla, es muy escurridiza- Bromeó. Sí, era escurridiza, pero algo me decía que sería más fácil de lo que él creía. Clarya se las apañaba para aparecer cuando más se la buscaba.
- Ahora no se está ocultando.- Comenté, sonriendo, mientras nos dirigíamos a la abarrotada pasarela y bajábamos a la ciudad.- Lamento haberte dejado sin trabajo.
Él negó.
-Ahora no tengo que apartarme de Ida, seguro que corre a agradecértelo.- Ya, como si fuera la única… Me guardé el comentario y nos despedimos una última vez con una fuerte palmada en la espalda, para acercarme a una terraza y pedir dos pintas de cerveza.
Mientras saboreaba el segundo trago de cerveza noté una sombra sobre mí. Alcé la cabeza y vi a Tao.
- Te veo muy sereno, Daimen. ¿Alguna novedad?- Preguntó, sentándose y tomando su jarra.
Sonreí.
- Voy a ir a buscar a tu hermana.

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